
La energía renovable suele verse como un símbolo de un futuro más limpio y con bajas emisiones de carbono. A medida que los recursos solares, eólicos e hidroeléctricos se expanden en los sectores de la electricidad, el transporte y la calefacción, queda claro que la transición hacia un sistema energético más verde ya está en marcha.
Sin embargo, existe un aspecto importante que muchos pasan por alto: la energía renovable no siempre está disponible cuando la necesitamos. La luz solar, el viento y el caudal del agua pueden cambiar de un momento a otro, y esta variabilidad natural hace que la energía renovable sea más difícil de gestionar a gran escala. Hasta que encontremos una forma de producir estos recursos bajo demanda, la producción de energía seguirá siendo incierta.
Por eso el pronóstico de la energía renovable —la predicción de cuánta energía generará una planta— es tan importante. Actualmente, es la herramienta más sólida de la que disponemos para hacer frente a la intermitencia. Aun así, incluso el pronóstico presenta sus propios desafíos.
El pronóstico ya es una parte fundamental de la producción de energía renovable. Las centrales eléctricas utilizan distintas herramientas y modelos para predecir cuánta energía generarán en los próximos minutos, horas o días.
El problema es que los sistemas que utilizamos hoy están lejos de ser perfectos.
Los métodos tradicionales de pronóstico suelen ser:
Además, no fueron diseñados para plantas híbridas, que combinan diferentes fuentes de energía renovable (como solar + eólica). Este tipo de plantas es cada vez más común, pero prever su producción resulta aún más complejo.
Cada planta híbrida es diferente. Utilizan equipos distintos, combinaciones de energía distintas y sistemas de control diferentes. Debido a esto, no existe un único método de pronóstico que funcione bien para todas ellas.
Las herramientas de pronóstico también tienen dificultades porque la producción de una planta depende de muchos factores cambiantes: el clima, la temperatura, el comportamiento de los equipos, entre otros. Cuando una fuente de datos falta o es de baja calidad, toda la predicción puede verse afectada.
Un buen pronóstico requiere una gran cantidad de información, como:
Si siquiera una parte de estos datos es inexacta, la predicción final no será fiable.
Además, existe una falta de centros de datos capaces de procesar enormes volúmenes de información de manera eficiente sin consumir demasiada energía. Esto hace que el pronóstico sea más difícil y más costoso.
El clima puede cambiar en cuestión de minutos. Una nube repentina, una disminución en la velocidad del viento o una tormenta inesperada pueden alterar por completo la producción de energía.
Por este motivo, los pronósticos a corto plazo suelen ser imprecisos, lo que dificulta que las empresas energéticas planifiquen con antelación y proporcionen electricidad estable a gran escala.
En general, la tecnología de la que disponemos hoy no está completamente preparada para la creciente complejidad y el tamaño de las instalaciones modernas de energía renovable.
Existe una creciente expectativa de que la inteligencia artificial (IA) pueda mejorar significativamente la precisión de los pronósticos.
Las empresas energéticas y los proveedores tecnológicos están invirtiendo fuertemente en herramientas basadas en IA porque ofrecen algo que los métodos tradicionales no pueden: la capacidad de aprender de patrones complejos y adaptarse rápidamente a condiciones cambiantes.
La IA ya está ayudando en tres áreas clave:
La IA puede combinar diferentes técnicas de pronóstico y analizarlas de manera conjunta.
Esto suele dar como resultado:
En lugar de depender de un solo método, la IA integra múltiples enfoques, lo que genera un pronóstico más confiable.
La IA puede limpiar y organizar datos sin procesar de forma mucho más eficaz que los métodos tradicionales. Identifica qué información es relevante y cuál no lo es, mejorando la calidad de las predicciones.
Dado que el pronóstico depende completamente de la calidad de los datos, este paso es fundamental.
En lugar de ofrecer un único valor exacto (que a menudo resulta poco realista), el pronóstico basado en IA proporciona un rango de posibles resultados y la probabilidad de cada uno.
Esto ayuda a las plantas de energía a:
También contribuye a mantener la estabilidad de la red al anticipar posibles cambios en el suministro.
El pronóstico asistido por IA es útil para mucho más que simplemente predecir cuánta energía se producirá.
También ayuda a:
El pronóstico de mercado basado en IA puede ayudar a los traders a negociar acuerdos de compra de energía y a ajustar sus estrategias en función de datos en tiempo real. El trading algorítmico —operaciones automatizadas impulsadas por IA— ya está ganando popularidad en este ámbito.
Aunque muchas de estas aplicaciones aún están en desarrollo, su potencial es enorme.
Aquí es donde entra en juego el software integral de energía renovable de Bluence. Bluence ofrece un conjunto dinámico de soluciones SaaS que respaldan partes clave de la cadena de valor de la energía renovable. Su plataforma incluye SCADA remoto, un gestor de rendimiento de activos, un optimizador de BESS, herramientas de trading energético y control de plantas eléctricas. Cada solución está diseñada para cumplir con la normativa y permite una toma de decisiones más inteligente basada en datos.
A medida que la industria continúa creciendo, el pronóstico habilitado por IA y las soluciones integradas como las que ofrece Bluence pueden ayudar a transformar la energía renovable de un desafío de pronóstico en una gran oportunidad.
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