
Hoy compartimos un caso real especialmente interesante y del que tomar buena nota. Una IPP independiente, tras meses de negociación, firma un contrato de compraventa de energía (PPA) que parece seguro y bien validado. Varios departamentos lo han revisado con detalle y todo está en orden. O eso parece.
Poco después, el contrato pasa a manos del área de gestión de activos. Un equipo saturado de trabajo, que tiene que lidiar con otros proyectos (algunos plagados de problemas) que ocupan demasiado tiempo y recursos.
Entre la vorágine de tareas y la mala optimización de los procesos, una cláusula en una página indeterminada (no de las primeras, precisamente) queda plasmada y latente. Una frase que puede echar por tierra todo el trabajo realizado y poner en grave riesgo una operación millonaria.
¿Quieres saber qué fue lo que ocurrió y donde se acumularon los errores? ¿Qué ocurrió después y cómo acabó? ¿Y cuál es nuestro criterio experto para evitar algo así?
Conoce este caso de estudio aquí.